miércoles, 6 de junio de 2012

¿La peor enemiga de la mujer… otra mujer?


Conversación en un baño de MUJERES en una importante empresa de la ciudad de Bogotá:

“…a Rosa Elvira Cely le pasó lo que le pasó, por que quien la manda a estar tomando con manes entre semana…”

(ésta conversación la presenció una buena amiga)

A ver… barájemela más despacio… Esto lo dice una mujer, de otra mujer y le echa la culpa de la infame violación y tortura a la que fue sometida por un enfermo, un psicópata???

En este momento pido que bajen los Mayas y nos lleven a todos ya! Porque esta sociedad no tiene para donde coger… Como es posible que todavía creamos que las víctimas de los delitos sexuales tienen “culpa” en lo que les pasa? Como de manera oculta en el imaginario colectivo le seguimos (las mismas mujeres incluso) asignando roles, lugares y actividades permitidas o no a las mujeres?

En la lógica de estas “señoras” (para no escribir improperios en contra de sus progenitoras), el lugar de Rosa Elvira era su casa? Si una mujer decide tomarse unos tragos entre semana, o fin de semana, está aceptando tácitamente que violenten su integridad? Peor aún, al cruzar la puerta de la casa en las mañanas estamos transgrediendo el lugar que la sociedad nos asignó?

Miró perpleja el calendario, y veo que no me equivoco, es el año 2012, desde 1958 podemos votar, muchas personas han hecho ingentes esfuerzos para que las normas jurídicas, las oportunidades y educación sean igualitarias entre hombres y mujeres. Y aún así, hemos fracasado. No hemos logrado aún cambiar nuestras mentes, no hemos logrado enseñarle a los hombres que  así andemos a las 2:00 am en un parque, así hayamos consumido licor, merecemos respeto, que nuestras vidas y nuestros cuerpos deben ser respetados, ya seamos vendedoras de minutos, monjas, ministras o prostitutas; todas, todas tenemos derecho a decir No! Y a que se respete nuestra decisión.

Estamos en una sociedad en la que nos tocará llevar a nuestras hijas a clases de defensa personal, para que aprendan a defenderse en la calle, en lugar de hacer de la calle un lugar seguro para todos. Y la mayor desgracia es que aunque Rosa Elvira fue violada, torturada, enviada a un hospital del sur de Bogotá por no tener seguro y terminó perdiendo la vida, aun hay señores y “señoras” que creen que se lo buscó, porque esas no son horas para que una mujer decente ande en la calle.

Como dice mi amiga Paola “mientras nuestras congéneres sigan justificando los actos violentos que la sociedad sigue cometiendo contra la mujer, no hay futuro!”

Que vengan los mayas… estamos jodidos…!